miércoles, 29 de noviembre de 2017

Corea del Norte: El mundo a sus pies



El mundo a sus pies. Es lo que debe estar pensando y sintiendo Corea del Norte después de haber vuelto a probar y demostrar que posee capacidad para dejar caer una bomba en pleno territorio norteamericano, o en cualquier parte de Asia, dicho sea de paso, volvió a dejarlo caer en aguas del Japón.

No ha importado condenas, advertencias, sanciones o que paises como Rusia y China, que de alguna o muchas maneras lo han apoyado anteriormente, ahora no estén de su parte. Nada importa o detiene a este pequeño país norcoreano en su empeño de demostrar que tiene todo el derecho de fortalecerse con capacidad nuclear para asegurar la defensa de su país.

El nuevo siglo lo han puesto a prueba en su capacidad de tolerancia y paciencia y parece que tiene bastante. Sólo hay que recordar que en la Crisis de Octubre en el pasado siglo la tensión internacional por una inminente III Guerra Mundial, desatada por armamento nuclear descubierto en una isla del Caribe destapó una algarabia tal que practicamente el mundo muere de espanto y ni siquiera se tiró una bala de salva.

Años después la república de Panamá fue invadida porque su Presidente estaba seriamente involucrado en el tráfico de drogas a los Estados Unidos

  Más para acá y ya en este siglo, el ya muy debilitado Irak fue invadido militarmente porque se dijo (y finalmente no pudo ser comprobado) que poseía armas químicas, armas que de haberlas usado, hubiera sido contra su propio pueblo, porque su capacidad militar ya estaba diezmada.

Hace ya unos cuantos años cuando el mundo hablaba de paz, de la extinsión de la Guerra Fría y de pactos para limitar las armas nucleares, Corea del Norte declaró a los cuatro vientos su derecho a fortalecer su poderío militar por el bien de su defensa.
Una buena parte del mundo lo repudió, otra lo aplaudió y los más conocedores aplacaron los temores argumentando la pobreza económica y la rudimentaria tecnología del declarante. Y todo quedó en condenas y sanciones en la ONU, advertencias  y el descrédito que le daban  los analista para conseguirlo.

Primero fueron los ensayos nucleares y a cada uno le colocaron las dudas de que lo fueran y posteriormente cuando ya era innegable, lo tacharon de total fracaso. A cada crítica internaciónal y a cada sanción de la ONU y advertencia estadounidense, Norcorea respondió con la afirmación de continuar en su proyecto nuclear.

Ya no sólo fueron los ensayos nucleares, le continuaron las pruebas balisticas, las amenazas y las demostraciones de fuerza como hacer volar por territorio japonés uno de sus misiles con la posibilidad de portar ojiba nuclear. Hoy ha vuelto a demostrar que tiene toda la intensión de aceptar una confrontación militar si alguien intenta algo más que una sanción económica o política en la ONU.

Ponerle un alto  tendría un caro costo humano y militar, no sólo para los norcoreanos, en estos momentos para una parte de Asia. Corea del Norte siente que tiene el mundo a sus pies y en buena parte es cierto, su actual capacidad militar y su irracional actitud da a entender que ninguno de sus vecinos podrán estar totalmente a salvo en una guerra.

Con esta prueba ha hecho saber y demostrado que ni las sanciones económicas, ni la falta de apoyo de sus antiguos amigos y principal socio comercial; ni siquiera las advertencias de un presidente norteamericano que no se ha caracterizado por ser mesurado pueden disuadirlo. Al nivel que se ha llegado, quizá algunos piensen que lo mejor será dejar a la bestia tranquila para que no salte la cerca. La cuestión entonces radica, hasta cuándo estará conforme con el espacio que tiene. No olvidar que en aquella guerra que trajo la división de las dos Coreas, nunca se firmó la paz.







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