viernes, 24 de julio de 2020

EL DOLAR, UNA RELACION DE ODIO Y AMOR

Uno de los acontecimientos más relevantes de las últimas semanas en Cuba ha sido el regreso del dólar al escenario económico de la Isla; pero a decir verdad y siendo honesto, nunca se marchó y siempre ha estado presente desde que a mediados de los noventa del pasado siglo se despenalizó. Nada o muy poco ha cambiado desde entonces.

Hasta ese momento, la poseción del dólar en manos del pueblo era maldito y podías ser condenado a cárcel por el sólo hecho de tener unas monedas en tu bolsillo y tan poco te servia de mucho porque nada te vendían en esa moneda, sólo existían las llamadas diplotiendas y las de turismo en los hoteles,

Algo siempre ha tenido claro el gobierno que prima eternamente en Cuba: si quieres mantenerte en el poder, has de tener una sociedad economicamente dependiente del Estado, la solidez ecómica de un pueblo no suplica ni mendiga un plato de comida. Por eso una de las primeras acciones que hizo la Revolución al tomar el poder fue el cambio de moneda.

El alto poder adquisitivo que tenía la sociedad cubana y la paridad de uno a uno que tenía el peso cubano frente al dólar se perdió. Todo se perdió. Quien no tenía continuó sin tener y quien sí, lo perdió, se quedó sin nada. Sólo hubo un triunfador, un Estado que se apropió de lo que había en los bancos pero también de cuanta propiedad privada existera sobre la tierra.

El sistema capitalista y sus formas de producción fueron desterradas y sustituídas por un sistema socialista que a partir de entonces y hasta hoy, controla y decide la vida de la sociedad. Pueden cambiar sus formas, pero jamás su contenido y ni siquiera su discurso de patriotismo y sacrificio.

Las primeras tres décadas de gobierno los dólares de los cubanos del exilio no estaban en el centro de su interés, aunque nunca les fueron ajenos, así como los provenientes del turismo, este último posiblemente por una cierta miopía para ver el futuro, porque desde 1980 se vislumbraba que la industria sin chimeneas iba a convertirse en una gran fuiente de ingresopara los países caribeños, en donde Cuba tenía muchas posibilidades.

Así como conocían sobre la pontencialidad de hacer dinero con el turismo, también sabían del alto impacto que tienen los envío de remezas desde los Estados Unidos a buena parte de la America Latina. Lo obviaron a sabiendas, aun cuando el campo socialista rodaba cuesta abajo para desaparecer definitivamente, preferían hundirlo, lanzarlo por el abismo de la extrema pobreza y casi se van ellos también. Entonces cambió todo.

Dolarizaron el país y permitieron las remezas de dólares. Comenzó una tímida apertura y aumentaron oficialmente los productos a vender en un 200%, bajo el justo argumento de beneficiar y proteger a aquellos cubanos que no tenían acceso al dólar. Pronto se derieron cuenta que se podía apretar más la tuerca, que no había que esperar a que los cubanos gastaran sus dólares comprarndo y consumiendo. Pero pudiendo penalizarlo más si se inventaba una moneda con una paridad superior al dolar y que fuera de obligatorio uso.

Asi nació el CUC, la moneda cubana que era más fuerte que el dólar, pero solamente en Cuba. Todo lo que importaba y valía dentro de la Isla se pagaba en CUC; hasta la economía informal le interesaba más el peso convertible e incluso, muchas empresas estatales comercializaban y compraban insumos en CUC y ahí regresó la época de las desgracias para el Estado porque teniamos mucha moneda convertible sin respaldo que no servía ni sirve para nada.

Pero con las experiencias obtenidas en los años anteriores, saben que pueden dolarizar el país, e incluso de una forma más agresiva, sin que le llegue un sólo centavo a su destinatario. En la anterior versión en CUC usted podía reconvertirlo otra vez en dólar, claro está, volviendo a recibir menos de lo que tenía; en la actual no.

Es de esperar que los más desposeído y más afectados no serán protegidos como han prometido desde hace años; que los ingresos que se obtengan no serán para estimular y apoyar la industria nacional, que a pesar de las muchas consignas, profundas transformaciones y ajustes de cuentas dentro de la alta burocracia, en un tiempito más las tiendas estarán desabastecidas y volveremos a sufrir de alguna crisis económica en donde el culpable es el vil bloqueo. En fin que esto es una relación en donde todos sabemos, como dice el refrán popular: que el odio, es cariño







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